Piedra sobre piedra, nostalgia difusa de un tiempo que solo hemos vivido en la memoria de otros. Una técnica de necesidades, instintos y, curiosamente, certidumbres. Como todo arte, superficie y símbolo. De las sierras a las llanuras, en los territorios entre el Tajo y el Guadalquivir nos rodean estas familiares arquitecturas, estos paisajes que contienen el limo de la historia. En cada pueblo, casi en cada hogar pueden encontrarse estos enjambres sin relumbrón: diversos, muy particulares, pero infinitos.