La historia de nuestra lengua se nutre de expresiones peyorativas que, como la propia historia del "Bobo de Coria", ofrece orígenes enmarañados, pero que en este caso en concreto provoca fascinación: incluye la aparición de personajes de primer orden en nuestro acervo cultural, desde Covarrubias o Cruzada de Villaamil hasta nada menos que Quevedo, Velázquez o Unamuno, y enreda artes como la literatura o la pintura de nuestro siglo de Oro. sucesivas patrañas derivarían en una leyenda sobre un personaje del siglo XVII que acaparó popularidad a costa de cuestionar la reputación de todo un pueblo.