En Arroyomolinos, comarca de Montánchez, rodeado de localidades productoras e incluso transformadoras de higos, el réquiem por este fruto, por su variedad esencial del calabacito, tan distinta de la Cuello de Dama, ha mutado en una sintonía de renacimiento, llevando de nuevo a los higuerales a las familias a recolectar y vender sus higos. Y ello gracias a una decisión afortunada: unir esfuerzos con la Agrupación de Cooperativas del Valle del Jerte que, midiendo la calidad de su producción, la coloca en el mercado exterior.