Un paraje como metáfora del tiempo que hace y deshace. Valcorchero, espalda, piedra y linfa de Plasencia, sucesión de cuerpos de alcornoques, falda de encinas, caminos con la polvareda de siglos. Lugar de dioses y de hombres, rebajado a monte de utilidad pública, aupado a paisaje protegido, siempre vital. Donde el ritmo del sol, las vueltas del planeta, repiten su incansable tarea como días repetidos y también memorables.