Hay lugares que lo tienen todo, o casi todo. Misterio, belleza, historia, arcanos, naturaleza... Y aunque su resplandor también se funde, como escarcha, al correr de los tiempos, perdura alguna magia para tocarnos en el hombro y sorprendernos en un día cualquiera. A uno de esos espacios tocados por la gracia y el esplendor en la hierba acudió el lince con botas en la primavera del año 2002, para encontrar un enigma de piedra en la falda del monte. Hoy regresa para hacer su segunda navegación por este relicario de muros despojados, una iglesia anterior a todas las catedrales, y un lugar sagrado anterior, también, a todas las iglesias...