Esta semana conocemos la historia de Antonio Pérez Larra, natural de Romangordo emigró a Madrid con tan solo veinte años en diciembre de 1963. Procedente de una familia humilde, con seis hermanos varones, Antonio trabajaba en el campo. Recuerda que la partida fue muy dura, sobre todo para su madre, que también vería partir a sus otros hijos años más tarde.
En su primer año en Madrid, estuvo viviendo en casa de su prima, en Carabanchel, mientras trabajaba en una peletería. Comenzó una relación con una joven de su pueblo que había emigrado a Madrid un par de años antes que él, llamada Soledad. Con ella se casó en septiembre de 1968, y se establecieron en Getafe. Antonio comenzó a trabajar entonces en un almacén de Renault.
Cinco años después tuvieron una hija, Marisol. Toda la familia le tiene un gran cariño a Extremadura, y procuran viajar a menudo allí, donde Antonio y Soledad tienen una casa.
Después viajamos hasta Azuqueca de Henares (Guadalajara), donde nos espera María Pache