Romi está en coma y Fisu no se separa un segundo de su cama. Le habla, pone la música que le gusta, le pide que no abandone la lucha, que despierte. Fisu se siente solo, con todo el peso sobre sus hombros. ¿Dónde está su padre cuando más lo necesita? Quizás sea hora de ir a buscarlo y decirle lo que piensa.