Apareció por primera vez a pocos días del inicio del Mundial 78, en uno de los momentos en que el cerrojo informativo de la dictadura exigía a los medios el pensamiento único. Su propuesta fue crítica en una época en la que cualquier cosa podía ser interpretada como subversiva y derivar en una acusación, un juicio, una prohibición o algo todavía peor. Los periodistas, columnistas, dibujantes y humoristas convirtieron la publicación en una usina de inteligencia y de resistencia.