El modelo de artista de esos años requería del ineludible “Viaje a Europa”, que no era otra cosa que un viaje a la pintura. Esa tradición se había impuesto en estas pampas con la generación liberal del ’80 y era el camino apropiado para completar la formación. En 1924, desde el puerto de Hamburgo, Emilio Pettoruti y Xul Solar, zarpaban de regreso a la Argentina a bordo del mismo barco. Hijos de la inmigración, intervienen en el decurso del arte del siglo XX, introduciendo un nuevo estilo de pintura que rompió con los modelos clásicos y académicos existentes hasta entonces.