Si Jorge Newbery no hubiese nacido, no existiría el boxeo y la ciudad habría quedado a oscuras. No sabríamos cruzar un paso a nivel ni habría carreras de automóviles. Fangio no sería uno de nuestros más grandes ídolos y el tango no nos representaría. Gracias a su intervención, muchas actividades llegaron a ser populares y cotidianas.