En septiembre de 1984, cuando aún no llevábamos un año de democracia, apareció el número uno de la revista Fierro con un subtítulo que decía “Historietas para sobrevivientes”. Una de ellas fue Ficcionario, de Horacio Altuna. Era una historia de ciencia ficción que transcurría en el futuro, pero que hablaba de nuestro presente y de nuestro pasado inmediato. Ficcionario llegó en el momento justo.