Las casas rurales constituyen maravillosos documentos de la historia del hombre, fundamentalmente por su absoluta honestidad, no falsificada por presuntos estilos, correspondiendo en cada una de sus particularidades a las necesidades de la vida sencilla y laboriosa de la gente de campo; afirma el arquitecto Eduardo Sacriste. Inspirado en las ventajas de los tradicionales ranchos correntinos, un plan provincial de viviendas construye las casas escuchando a sus pobladores.