Cogemos el pico y la pala para desenterrar las palabras que encontramos en cualquier obra de Aragón. En las del tranvía se compacta el hormigón, es decir, lo que en Aragón toda la vida ha sido “escachar” y “enrunar la zaborra”. Visitamos también las obras que más piropos reciben de los pequeños aragoneses, las del Teatro Arbolé. Títeres y “moñacos” para niños compiten en arte con las obras pictóricas de la Escuela de Mayores de Casetas. Y como no hay obra mayor ni menor, nos colamos en la obra hidráulica más importante de un hortelano: su acequia. Gracias a ella puede regar su huerto, como lo hacen los agricultores que trabajan para recolectar el trigo con que hacen el pan en el obrador de Leciñena, una auténtica obra maestra para los más “lamineros”. ¿Se animan a probarlo?