¡Bien dicho! estrecha los lazos de las familias aragonesas buscando las palabras que se comparten en hogares y otros actos familiares. En Ansó (Huesca), María de Miguel acompaña a una familia que “cesteta” en mano, recolectan “aranyones” para elaborar un pacharán pirenáico de consumo familiar. En Igriés (Huesca) conoce un peculiar caso familiar, que aumentó significativamente la demografía del pueblo: El nacimiento de unas trillizas que “adubieron” a su madre, pero alegraron enormemente el hogar. Federico Contín viaja a Buera (Huesca), una localidad donde todos los vecinos se consideran familia y cualquier excusa les parece buena para juntarse y montar “zarracatralla”. En Villarquemado (Teruel), María de Miguel conoce una familia de búfalos, que a pesar de ser “foranos” se han adaptado perfectamente al “chabisque” del lugar. Por último, conocemos un hermanamiento de la localidad zaragozana de Alagón, que celebra un hecho acontecido hace más de nueves siglos, y tiene su origen en un “