Para encontrar a los asesinos del sacerdote, Imma tendrá que lidiar con sus sentimientos de culpa, con la desconfianza de Vitali, con los excesos de Calogiuri, quien ya no es capaz de mantener bajo control el torbellino de pasión que siente hacia ella, e incluso con las mentiras de su marido. Por si fuera poco, Imma lleva una investigación muy personal para averiguar si su verdadero padre no es quien ella siempre pensó. Descubre una conexión entre el asesinato de Don Mariano y la cúpula empresarial que siempre ha sospechado que estaban detrás de los crímenes de a región, por el asunto del enterramiento de los residuos tóxicos. Y correrá el riesgo de perderlo todo.