Después de cenar en casa de su profesora, a escondidas de Imma, Pietro amanece intoxicado y debe ir al hospital. Esta circunstancia hace faltara la fiscal a una cita con Don Mariano, que la había citado en una gasolinera, donde aparece muerto por atropello horas más tarde. Para encontrar a los asesinos del sacerdote, Imma tendrá que lidiar no solo con sus sentimientos de culpa, sino también con la desconfianza de Vitali, y con los excesos de Calogiuri, quien ya no es capaz de mantener bajo control el torbellino de pasión que siente hacia "la señora".