Silvia se siente culpable tras el encuentro con Brando y decide alejarse de él. Y, aunque el cantero tampoco puede dejar de pensar en lo sucedido, nuevos problemas le preocupan al descubrir por boca de Annibale Lucchesi que hay un traidor dentro de su grupo revolucionario. En la mansión de los Corradi, la llegada de la prima Carlotta Bernardeschi trae aire fresco.