En el sanatorio es día de fiesta y Giosuè, Mizzi y Lucrezia no quieren desperdiciar la ocasión para pasárselo bien. Por su parte Brando no tiene tantas ganas de festejar. En la distancia Silvia se consume y la depresión en la que está sumida no la deja seguir adelante. Maddalena tiene que justificar su despido ante sus padres, pero lo que más le preocupa es su futuro con Tommaso. Pese a la negativa de Alberto, Guendalina le cuenta a su padre todo lo que ha descubierto, pero si ansias de victoria le hacen ir, pese a las advertencias, un paso más allá.