Tras socorrer a un compañero herido en la cantera de Carrara de la familia Corradi, Brando Prizzi acaba en el Hospital de Santa Corona. Allí, el minero conoce a Silvia, una joven enfermera voluntaria con las ideas muy claras y un inusual carácter que le llaman la atención. Avergonzado por las formas empleadas con ella, Brando trata de volver a verla, pero la buena sintonía que se crea entre ambos saltará por los aires cuando él descubra cuál es el apellido de la joven.