Cuando Adriana descubre que su padre tenía tierras que ahora pertenecen a ella y a sus hermanos, le propone a Julio volver a la Casa Grande con el fin de impedir que las venda. Matilde se compromete a guardar el secreto de Atanasio, y Victoria advierte un cambio en su nuera. La Salcedo acude a la Casa Grande para intentar convencer al duque de acelerar la boda entre Mercedes y Bernardo. Entre tanto, Bárbara se siente cada vez más atraída por Leonardo. La vida de Luisa sigue pendiendo de un hilo y los habitantes de la Casa Pequeña se desviven por ella. Pedrito, incapaz de asumirlo, le exige a Dios que interceda por Luisa. Hacia la noche, Sol le propone a Adriana un plan para evitar que pierdan sus tierras y Alejo, en la capilla, se derrumba y le confiesa a su tía que él fue quien asesinó a su tío Domingo.