Durante siglos hemos utilizado las flores para alegrar nuestros jardines, crear medicamentos, decorar estancias e incluso perfumar la comida. Pero las flores tienen muchos más usos. El jugo de las campanillas se utilizó como pegamento para encuadernar libros, y con las fibras de ortigas se fabricaron los uniformes de los soldados alemanes de la Primera Guerra Mundial. Ahora la NASA estudia la flor de loto para crear la ropa de los astronautas del futuro. A pesar de su aparente fragilidad, algunas flores como el edelweiss resisten el frío glacial y otras, como la retamilla, florecen en el desierto de Atacama cada 4 ó 5 años. Mientras se mejoran las técnicas de cultivo, los laboratorios siguen investigando la genética de las flores. De eso habla tres14 con la bióloga Soraya Pelaz, y de cómo se cultivan y mejoran las especies, con Ignasi Calvo y Francesc Colom. Jaume Mateu nos detalla cómo se conservan las flores que viajan y se venden en los mercados. Pilar