Desde que conseguimos descifrar el Genoma Humano, hace diez años, la medicina aspira a transformarse radicalmente, a detectar las enfermedades antes de que aparezcan y a diseñar terapias según los genes de cada individuo. En 1872 sacar una muela era uno de los mayores suplicios a los que se podía someter a una persona. En los años 30 y 40, se empleaban artilugios de madera para enderezar los huesos. Y las máscaras de gas, como las que se usaban en las trincheras, servían para tratar a los pacientes con asma. En la actualidad lo último de la medicina es la tecnología digital y a distancia. Robots cirujanos permiten operar desde cualquier rincón del planeta. Desde que conseguimos descifrar el Genoma Humano, hace diez años, la medicina aspira a transformarse radicalmente, a detectar las enfermedades antes de que aparezcan y a diseñar terapias según los genes de cada individuo. Es la medicina personalizada. Más centrada en garantizar la salud y el bienestar que en combatir las enfermedades