Tenemos muchos tópicos sobre qué es ser un gran científico. Es labor de los historiadores de la Ciencia darles la vuelta. Pocos científicos hay más famosos que Albert Einstein. Y tanto se ha hablado de él que ya es más un personaje que una persona. Siempre se le muestra como en otro mundo. Con sus papeles, sus fórmulas y sus teorías abstractas, Einstein parece no preocuparse por los problemas cotidianos. Pero detrás de la teoría de la relatividad se encuentra la necesidad de resolver un problema muy mundano. Albert Einstein quería saber cómo sincronizar relojes que estaban en diferentes sitios para que marcaran la misma hora. A principios de siglo aparecieron los relojes públicos en las estaciones de ferrocarril. Y hacer que todos coincidieran no era fácil. Y de ahí surgieron sus ideas sobre el espacio, el tiempo y la velocidad de la luz.Patricia Fara y Agustí Nieto estudian y se preguntan por la importancia de la Ciencia en nuestra sociedad y cómo es nuestro acceso a ella. José Pardo