Durante el siglo XIX se crearon obras de ingeniería colosales. Trenes, puentes y canales brotaron de las mentes de sus inventores, se anticiparon al futuro y maravillaron a la Humanidad. El barco más avanzado de la época fue el Great Eastern con capacidad para 4.000 pasajeros. Era una maravilla de la tecnología, pero fue un auténtico fiasco. Era caro, difícil de manejar y peligroso. Sirvió para aprender qué no hacer en los futuros barcos. Hoy se sigue innovando en el diseño naval para conseguir barcos más seguros, más rápidos y que consuman menos energía.Tres 14 entrevista a Eloy Carrillo, ingeniero naval del Canal de Experiencias Hidrodinámicas de El Pardo en Madrid, que nos explica cómo son y se fabrican las embarcaciones del futuro.