La competitividad de Cristian Toro y la experiencia de Saúl Craviotto hicieron que consiguieran el oro en Río 2016. Tras pasar a la pareja lituana, dominaron la prueba más explosiva del K-2. Salieron fuertes y, manteniendo un ritmo de 70-80 paladas por minuto, consiguieron terminar los 200 metros en primera posición. En el podio, Toro liberó la tensión y, con lágrimas en los ojos, abrazó a Craviotto. Este, rápidamente se contagió de la emoción. Y es que, esa medalla era resultado de un trabajo en tiempo récord. Llevaban siendo pareja de embarcación tan solo 10 meses. En ese tiempo, mucho trabajo y series matadoras hicieron que se consiguiera el objetivo. Este oro se añadía en la cuenta particular de Craviotto al oro de Pekín 2008 y la plata de Londres 2012. Unos días después conseguiría un bronce en K-1. En Tokio 2020, Craviotto será abanderado y podrá convertirse en el español con