El 8 de agosto de 2008 en las calles de Pekín, Samuel Sánchez escribió su capítulo en la historia del deporte español: un oro para el ciclismo nacional, el primero desde Indurain en Atlanta 96. Fue una victoria con testigos excepcionales, como algunos de mejores rodadores del panorama mundial, como Alberto Contador, Óscar Freire, Alejandro Valverde. La prueba era muy exigente con un trazado de siete vueltas a un circuito con meta junto a la Muralla China: tenía 12 kilómetros de subida, con algunos tramos con una pendiente de hasta un 11% y con previsible calor y humedad ambiental.