116 kg en arrancada y 141 kg en dos tiempos hacían un total de 257 kilos levantados, que daban a Lydia Valentín el bronce. Por fín, tras dos medallas recibidas a posteriori (por dopaje de sus competidoras), Valentín pudo subir al podio en Río 2016. Este metal le supo a oro a la española, ya que unos meses antes no sabía siquiera si iba a poder competir. Además, su preparación olímpica estuvo marcada por las lesiones, perdiéndose el mundial de 2015 y decidiendo no disputar el Europeo de 2016 para dar prioridad a los Juegos. Este bronce es el tercer metal olímpico de Valentín. En Pekín 2008 obtuvo la plata y en Londres 2012 el oro, ambos recibidos años después tras las sanciones a las halteras medallistas. En Tokio 2020 buscará volver a subirse al podio.