Gervasio Deferr tenía clavada una espinita cuando llegó a los Juegos Olímpicos de Pekín '08: subirse al podio en suelo. Estuvo muy concentrado en lograr ese objetivo y hasta renunció a ser abanderado de la delegación española ese año para poder descansar la noche previa a la competición.
Cuando salió al tapiz sabía que sus dos principales rivales habían fallado y todo dependía de él. Su estrategia pasaba por hacer su ejercicio de forma impecable y clavar las diagonales. Hizo un gran ejercicio pero el chino Zhou Kai, que competía en casa y que hizo una gran competición, le arrebato el oro.
El bicampeón olímpico de salto con potro se colgaba así la plata en una prueba, la de suelo, en la que siempre había destacado pero en la que los resultados no le habían acompañado en las citas olímpicas. Deferr se retiró en el año 2011 con un palmarés envidiable que le ha dado un nombre propio en la historia de la gimnasia española. Posee entre otros reconocimientos la Medalla de Oro de la Real Ord