La falta de agua potable lleva castigando a Palma de Gandía, en Valencia, desde hace al menos 5 años y lejos de arreglarse, está empeorando. El pozo que les abastece no es potable por los nitratos y los plaguicidas y el uso del agua embotellada no deja de castigar las arcas del ayuntamiento y los pequeños negocios locales. La diputación asegura que invertirá más de un millón de euros en los próximos años.