Túnez es un país fascinante, lleno de tesoros, que se esconden en el laberinto de los zocos y en sus deslumbrantes paisajes. Tras sus fachadas blancas bañadas por el sol, sus habitantes siguen perpetuando las tradiciones ancestrales, transmitidas de generación en generación. A lo largo de su historia, el país ha alimentado la codicia de los conquistadores atraídos por esta tierra fértil. Los artistas tunecinos se han inspirado en estas sucesivas contribuciones culturales para crear un patrimonio arquitectónico excepcional.