La muerte acecha a Justo Gallego, un labrador español que se convirtió en arquitecto por amor a Dios. Su vida, entregada a la construcción de la catedral que levantó con sus propias manos, se apaga con la incertidumbre sobre el futuro de una obra inacabada e incomprendida. Tras 60 años de trabajo constante, la catedral se ha convertido en una fortaleza donde ahora reina Ángel, el escudero que ha estado a su lado los últimos 20 años. Con la muerte rondando, Ángel ha cavado la tumba en la cripta donde Justo pretende enterrarse para evitar la demolición cuando las autoridades se pregunten qué hacer con un edificio de 35 metros de altura y más de 8000 m2, construido con materiales reciclados, sin planos y sin ninguna ayuda institucional. Tras los muros de la catedral Justo lucha contra sí mismo en busca de la virtud. Ajeno a la fama mundial que despierta su persona Justo reza para que entre por la puerta el arquitecto que se trabaje en el proyecto de legalización de la catedral para poder