Mauthausen (Austria) fue uno de los tristemente célebres campos de concentración nazis, en el que estuvieron presos 7.500 españoles republicanos, de los que sólo una tercera parte sobrevivió a la guerra. Durante la guerra, en este campo murieron más de 100.000 personas de 26 nacionalidades distintas. Los presos tuvieron que organizarse para poder sobrevivir, con los españoles a la cabeza, ya que se trataba de combatientes versados en técnicas militares. La idea de una biblioteca clandestina surgió en la mente de uno de estos presos: el catalán Joan Tarragó. Poco a poco, y a riesgo de su vida, fue sustrayendo volúmenes a los alemanes del campo, que escondía en un armario del barracón número 13. La pequeña biblioteca fue creciendo hasta alcanzar los dos centenares de obras, de autores como Emile Zola, Víctor Hugo o Fiodor Dostoievski. Gracias a estos libros, los presos podían escapar con la imaginación del horror que les rodeaba. Al fin y al cabo, “líber” en latín significa tanto libre c