El mayor impulsor del comportamiento en la naturaleza es dejar un legado genético, por lo que nada es más importante que defender a los jóvenes. A veces se trata de madres solteras, pero también pueden ser padres solteros. Algunas parejas trabajan juntas y otras despliegan a toda la familia e incluso forman parte de manadas. No se detendrán ante nada para defender valientemente a sus crías.