Bora Bora es el destino más popular de la Polinesia Francesa, sin duda por su laguna, considerada la más hermosa del mundo. En este contexto, el islote podría haberse hundido bajo el cemento y la contaminación, y el arrecife podría haberse visto afectado de manera irreparable. Sin embargo, gracias a la voluntad de un puñado de habitantes, Bora Bora es hoy un modelo de desarrollo sostenible, con tecnologías de tratamiento de aguas que se adelantan 15 años a las de Francia, programas de restauración de corales y salvaguardia de la vida silvestre, programas educativos acciones y rehabilitación de tradiciones polinesias como el "rahui" y el establecimiento de una red de seguimiento utilizando nuevas tecnologías. Todo ello convierte a la isla en un auténtico laboratorio al aire libre que muestra el camino a todos los entornos costeros tropicales del mundo.