A bordo de un ferri, un grupo de pasajeros cruza un río de una orilla a otra. Algunos se dejan envolver por el silencio y observan a sus desconocidos acompañantes o contemplan el paisaje; otros charlan, tal vez para animar la travesía y hacer que pase el tiempo. El trayecto parece expandirse, la otra orilla queda postergada, la magnitud del espacio se difumina. Puede que el movimiento en sí sea la única certeza.