Drvengrad no es un pueblo cualquiera; no es sólo un sueño hecho realidad. El director de cine Kusturica cuenta que, tras perder su ciudad natal de Sarajevo durante la guerra, quiso construir su propio pueblo, donde organizar seminarios para quienes quisieran aprender a hacer cine, música, arte, etc.. El pueblo soñado se levantó en pocos meses.El pueblo de Drvengrad acoge talleres, festivales, encuentros y un rico programa cultural.