Somoza ha comprado la deuda de Adolfo, pero a cambio, Nerea tendrá que trabajar para él. Este chantaje es aceptado por la hija de Ocaña que ahora estará a sus ordenes. Iker empieza a notar que Somoza no confía en él y le trae nueva información que Somoza ya sabía. En cambio, el policía le echa en cara que tuviera que matar a Quintero para así intentar recuperar la confianza del empresario.