Las hermanas Silva se toman de diferentes maneras el hecho de que Elisa quiera ser monja. A unas les parece bien, a otras como Diana les parece que es un capricho pasajero. Para demostrar que lo suyo es vocación auténtica, Elisa regala todos sus vestidos a la nueva empleada de la tienda de sombreros de su hermana. Ni Carlos ni nadie son capaces de convencerla de que abandone. Blanca se lleva una desagradable sorpresa cuando se entera, de boca del mismo Cristóbal, de que está colaborando con los anarquistas. La mujer le pide a su esposo Rodolfo que convenza a Cristóbal de abandonar esa locura, ya que puede perjudicarles a todos. Diana se entera de que Luis ha hecho un pedido de tinte excesivo, por error. La mujer está airada, no cree que el músico deba trabajar en la fábrica. Mientras, su esposo ausente del trabajo, intenta conseguir un crédito para montar un negocio de coches deportivos. Adela va a preparar una fiesta de cu