Matilde empieza a caer en la trampa de doña Carla: inicia su desayuno sirviéndose, tanto a ella como a su hermana Clarita, mucho azúcar. Mientras tanto, Carla y Jacobo se reparten la Compañía Morcuende, además para él tras haber conseguido el teléfono de la mujer de Ocampos. Su vecino de la corrala Pietro, recibirá la mala noticia acerca del devenir de su hijo Giancarlo: lo han detenido por formar parte de unos altercados en contra de la política del gobierno italiano. El pastelero comienza por tanto a mover cielo y tierra para ayudar a su hijo para que salga de esta situación. Normal que esta circunstancia le haya quitado el ánimo para pasear con Antonia. Mientras tanto, Mario prosigue su intento de convencer a Teresa acerca del negocio que se trae entre manos. Hasta el Madrid Cabaret aparece un hombre que responde al nombre de Marcel, quien se muestra como un viejo amigo de César de su tiempo en Marsella... o tal vez no.