Matilde le comunica a Íñigo la buena nueva de que ha conseguido las llaves del desván. A partir de ahora, la pericia de Íñigo por acceder hasta ese piso superior comienza, y, tras lograrlo, hará un pequeño agujero en el suelo para poder espiar el despacho de doña Carla, el único objetivo por el que se encuentra allí arriba. Tras la espera, consigue ver cómo Carla y Aguirre están reunidos en lo que era el antiguo despacho de don Jaime. Otra persona que no sabe que está siendo escuchada es Laurita, puesto que Teresa sí que se enterará de las imitaciones que la sobrina de don Fermín hace de ella. Al menos, la situación entre Pablo y Marta parece que empieza a madurar, a la par que Manuel anuncia a la familia Garcés que ha decidido seguir su camino lejos de ellos, y del bajo de la corrala donde hasta ahora estaba viviendo.