A doña Carla sólo hay una persona que la ponga incómoda y esa no es otra que su madre doña Bárbara. La pomposa y barroca madre de Carla hace su aparición por la galería, con el pretexto de darle el pésame a su hija por la muerte de su esposo don Jaime, de la que se enteró al leerla por la prensa, ya que ella se encontraba en la soleada San Marino. Además de haberle dado el sol, lo que también trae es la compañía de Fabio del Moral, un diplomático de carrera. Parece que la estancia de ambos no va a ser muy prolongada, puesto que sus intenciones es continuar su viaje hacia El Escorial. Pero como al sol que más calienta, Carla le confiesa a su madre la herencia que le ha dejado su marido, para alegría de una doña Bárbara, quien ve ahora en su hija a una persona con poder y dinero. Matilde, sin embargo, conservará su puesto en La Moderna, gracias en parte al