El buen trazo de Luisa con el dibujo hace que hasta la mismísima Maruja Mallo quede impresionada de ello, y por eso le consigue una prueba en la Compañía Iberoamericana de Publicaciones. Un puesto que acabará siendo suyo. Y fuera del glamouroso mundo de Maruja Mallo, Marta termina confesando el robo en La Moderna, algo que lleva a don Fermín a despedirla de manera fulminante y a Antonia a una decepción absoluta. Revés que quién sabe si Elías añadirá a su haber, puesto que tras descubrir varias cartas anónimas en las que se confesaba el amor por una persona, terminará dando por supuesto que son para él y, que su autora no ha podido ser otra que Laurita, la sobrina de don Fermín.