La persistencia de Aguirre en la vida de Íñigo Peñalver empieza a pasarle factura. Sin embargo, le cuenta a Matilde que va a colaborar con La Moderna por petición expresa de su propio dueño. No será el único, ya que Emilio también hará labores descargando mercancía. Hecho que no le dará satisfacción alguna a su hermano Raimundo. Un Salón de té que se encuentra bajo las expectativas de la llegada del periodista para hacer su reportaje, máxime tras haber encontrado Esperanza el dinero que creían perdido. Pero como en la casa del pobre, la alegría es efímera como una brisa, la propia Esperanza verá que, tanto ella como Elías, no consiguen que Pietro les invite a la fiesta que está organizando de cara a la llegada de su hijo.