No todas las catedrales son iguales, la de Santo Domingo de la Calzada es la única que tiene un gallinero en el interior. Hambrientos por este descubrimiento, Marta y Touri acaban en el horno de Grañón, cantando y bailando para cumplir la tradición. En Belorado, alucinan con unas huellas que encuentran en el suelo, pero todavía más con la reproducción de las trincheras de la Primera Guerra Mundial que tienen en el museo. Ya en San Juan de Ortega, reponen fuerzas con los excelentes huevos con morcilla de Marcela y siguen camino hasta Burgos, donde encuentran otra cosa única en su catedral, dos huevos de avestruz a los pies de un Cristo con piel real. Al pasar por Astudillo, descubren que el subsuelo del pueblo está atravesado por pasadizos con un origen misterioso. Y terminan el tramo en un albergue de Castrojeriz sin luz eléctrica ni agua caliente, pero con el cielo más estrellado de todo el Camino.