Nada más salir de Santiago de Compostela, Marta propone a Touri desviarse para ir a Padrón a probar los pimientos. Touri acepta, piensa comer pimientos hasta hartarse. Visitan el monasterio en Herbón y el mismísimo guardián del Convento les regala unos cuantos de su huerto. Cuando se marchan de allí, una vez más, se encuentran con el peregrino pesado. Pero consiguen huir de él al primer despiste. Después van hasta Noia, donde descubren las lápidas gremiales y los misterios de su cementerio. En Dumbría se encuentran de frente con el Vákner, una criatura maligna recién llegada de otros tiempos. Huyen hasta llegar a la cascada de Ézaro, un lugar espectacular. Cuando llegan a Fisterra, visitan el Castillo de San Carlos, donde un marinero poeta les cuenta los secretos del arte de la pesca. Ya solo les queda llegar hasta el fin de la tierra, hasta el faro de Fisterra, y contemplar el océano y recordar todo lo que han vivido a lo largo del Camino.