Cuando Touri descubre que en el itinerario de este viaje hay una residencia gratuita para poetas, decide empezar a escribir poesía. Busca la inspiración en la primera parada, “La casa de Dios”. Sigue buscando rimas en el desierto de los Monegros y acaban descubriendo un sitio de lo más curioso, el Aeródromo de Tartienda Monegros. Su siguiente destino les lleva a La Foz de Zafrané, un desfiladero con paredes verticales de más de cuarenta metros de altura en el que se encuentra el único vestigio de un antiguo ferrocarril minero, un pilar que se resiste a caer a pesar de que hace décadas que fue dinamitado en su base. Y por último, llegan a Trasmoz, el único pueblo del mundo del que se dice que está maldito, embrujado y excomulgado. Descubren qué hay de cierto en esto gracias a la asociación “El embrujo de Trasmoz”. Y, por si fuera poco, también es donde se encuentra la residencia para poetas a la que Touri presenta su candidatura.