El Barrio del Naranjo, al norte de Córdoba, en las estribaciones de Sierra Morena, hace 60 años que era sólo un naranjal y una cárcel de presos políticos. Las familias vivían en chabolas y en cuevas. En 1954 llegó unjoven sacerdote cordobés, Agustín Molina, con vocación de servicio a los pobres. Entre los naranjos, levantó un corralón para celebrar misa, y sembró su sueño de justicia y dignidad para habitantes del suburbio.Movilizó a toda Córdoba con la famosa "Operación ladrillo" para que le ayudaran construir, ladrillo a ladrillo, una guardería, una escuela unitaria, un dispensario médico y casas para los sin techo. Con fe, coraje y ayudade mucha gente el sueño del "Padre Ladrillo", como se le conocía popularmente, se hizo realidad. Don Agustín murió en loor de santidad en 1995, después de casi 40 años de párroco en Santa Victoria del Naranjo.