Menorca tiene una población de 90.000 habitantes que, en verano, con los turistas, prácticamente se triplica hasta llegar a los 270.000. Cuando acaba la temporada alta, la mayoría de los hoteles echan el cierre y el paro puede alcanzar tasas que superan el 30 por ciento. Atrás quedan los buenos tiempos en los que la industria del calzado, la bisutería y la construcción generaban empleo. Su clima suave, la tranquilidad de sus gentes y las pequeñas calas que la circundan son un reclamo para el turismo familiar. Sin duda la principal fuente de ingresos en la isla.