El primer tercio del siglo XVI, Juan Ciudad llego a Granada, tras una vida aventurera. Allí abre una pequeña librería y, al escuchar un sermón de Juan de Avila, cambia por completo su vida y se dedica a atender a los enfermos más pobres de la ciudad. Comenzaron a llamarlo Juan de Dios. Casi cinco siglos más tarde, la obra de la Orden Hospitalaria en Granada sigue viva y ha dado muchos frutos.