Desde los seis años el pequeño Taha tuvo problemas con un riñón y su humilde familia no encontró la ayuda en Marruecos para el trasplante que necesitaba. Así que con 10 años, y acompañado de su padre (Ahmed), cruzó el Estrecho y logró llegar al Hospital Infantil Virgen del Rocío de Sevilla, donde les pusieron en lista de espera. Allí conocieron a un voluntario, el también cineasta Mateo Cabeza (Sevilla, 1986), que decidió rodar su historia en un emocionante cortometraje documental que es finalista a los Goya 2021: Paraíso.